miércoles, 27 de febrero de 2008

Nada

Antes siempre escribía el título al principio. Pero ahora ya no. Ahora no condiciono la parte escrita dependiendo de la introducción visual (no hay que olvidar que la tipografía y el color del título es diferente). Ni tampoco nunca se me ha ocurrido poner títulos sugerentes y llamativos.
Por eso ahora mismo escribo sin saber el título. Escritura libre, lo llamo yo.

Empieza bien la semana: desde viajes en trenes equivocados, congresos perfectos, ciudades romanas que impactan,... hasta confidencias en los despachos. La verdad que me alegro por la gente que me rodea. Y eso no es un pecado.

De igual manera me alegro por los que no se alegran por mí. ¡Desde luego...!
Pero sobre todo me alegro por mí.

Supongo que esta vida es un continuo vaivén. Y a veces subimos, y otras bajamos. Sin embargo, todo está en nuestra mente. Sólo hace falta poder (y saber) escucharnos. Y sobre todo, saber escuchar al que nos rodea.
Supongo que el ambiente se rodea de un halo misterioso, de una luz como la de la foto.

[No me esperaba tantas sonrisas desperdiciadas... pero sí que todos levantárais cabeza... que ya es hora de volver a ser felices]

martes, 19 de febrero de 2008

Falsa alarma


Las estrellas se alejan tan rápido como se pasa una hoja en un libro. Al menos déjame seguir buscando, no me relegues al cajón de los versos olvidados...

¿Y si te alcanzo?



¿Qué ocurriría si lográsemos alcanzar con nuestras manos a una de esas estrellas que brillan tanto y que parecen estar tan lejos?


[Chispas de felicidad... oh! non mi credi...]

[Qué cerca que estabas... y que lejos te veía...]

sábado, 16 de febrero de 2008

El día que guié a un conductor de autobuses

Como véis, he estado retocando un poco todo, cambiando enlaces y esas cosas... por dejarlo todo un poco mejor. La verdad que hoy ha sido un día raro (ayer... por las horas -desfase horario el mío-). Y puestos a ver todo, mejor con optimismo. Ha sido un mes malo en general, me ha pasado de todo, tanto a mí, como a la familia. Y sigo en ello. Pero sinceramente: el sol sale para todos. Así que me da igual como amanezca mañana, porque para mí, va a ser un día nuevo. (Todo. Todos... Como si no hubiera otra palabra, siempre pensando en los demás). ¿Los exámenes? Pues unos mejor que otros... me he visto obligada a dejar muchas para junio, buscando una recompensa en la nota, que al final se traducirá en un doble esfuerzo. Por ahora, he decidido empezar desde ya a preparar todo.

Supongo que a veces vemos señales de que todo cambia. Que está cambiando.
Hoy me he levantado distinta, con otros ánimos y otras fuerzas. Ayer mismo, por la tarde, hice varias adquisiciones: diversos libros "de mesilla". Porque, sinceramente, desde que empezó el curso, no he hecho más que leer cosas de Historia. Y llega un momento que satura. Y transforma la realidad. Pero ayer dije: la gente se va de rebajas. Yo voy en busca de un libro. Mentira, porque acabé con 6... pero bueno. Ahora tengo ganas de saborear y palpar todas esas páginas de historias con Historia (Oliver Sacks, Miguel Delibes, Stendhal, Bioy Casares...). Tengo ganas de leerlo. [Supongo que en el fondo de lo que tengo ganas es de tener tiempo de leer disfrutando -¡ojo! ¡que también disfruto leyendo a Elliott, Kamen, Rodríguez Temiño, Montero, Floristán (inseparables) y Álvarez Palenzuela (también) ... etc). Lo que pasa, amigos míos, que hay que vivir. A la avenida de la estrella polar llega primero el invierno...].

Así que he bajado a la facultad, a ver si habían puesto más notas (¡ay, pobre de mí... si sabía que no de antemano!). Y he aprovechado para coger libros en la biblioteca. Siete, sobre cecas hispanoamericanas y caída de los grandes imperios. Y uno curioso sobre la visión de un campesino del siglo XVI del cosmos de su tiempo. Ya os comentaré qué tal.

Y a la vuelta, un amable autobusero, en el G, pregunta sonriendo: perdonad, ¿alguno sabéis mi ruta, cómo llegar hasta Moncloa?. Tres Erasmus delante mío titubean, y yo asiento con cara de tonta (¡narices! si yo siempre cojo el F, y hasta Moncloa ha ido 6 veces... me suelo bajar en Ciudad Universitaria). Así que he entablado una conversación con el amable conductor (perfil, chico joven, bastante guapo y muy simpático, de conversación hasta su final de ruta -no podía dejarlo tirado, claro...-). Le habían mandado de guardia a hacer ese recorrido, y parece ser que no les dan indicación alguna (se las tienen que arreglar solos; desde aquí hago un llamamiento a toda esa gente que le grita al conductor de su bus, o que no los comprenden: son gente muy amable en su mayoría, que muchas veces necesitan mayor comprensión por el servicio público que realizan; y sobre todo, dadles las gracias, que no cuesta nada). Así que he guiado al conductor sin ruta como buenamente he podido (hemos descubierto entre los dos el trayecto y nadie se ha quejado...). ¡Quién lo diría! Y me he bajado sonriendo para mí misma y diciéndole adios con la mano para ir en el Metro hasta Callao -de nuevo a por libros, esta vez para mi madre-. Y allí resulta que estaba lleno de cámaras, tanto de televisión como de rodaje. Resulta que estaban haciendo un videoclip -pero no sé de quien-, y rodando escenas de los críos de El Internado. A saberse.

A la vuelta a casa, he decidido coger el tren siguiente -ya dije que no soy madrileña de origen, pero sí un poquito de corazón-. Y siesta. ¡Por fin me he podido echar una siesta! Así que ahora no tengo sueño.

Estaba escuchando viejas canciones, que me recuerdan buenos tiempos. Y he decidido colgar el video. Mañana más. Inauguro un nuevo día... para todos vosotros.

[Brand New Day -Alex Lloyd-]