Como véis, he estado retocando un poco todo, cambiando enlaces y esas cosas... por dejarlo todo un poco mejor. La verdad que hoy ha sido un día raro (ayer... por las horas -desfase horario el mío-). Y puestos a ver todo, mejor con optimismo. Ha sido un mes malo en general, me ha pasado de todo, tanto a mí, como a la familia. Y sigo en ello. Pero sinceramente: el sol sale para todos. Así que me da igual como amanezca mañana, porque para mí, va a ser un día nuevo. (Todo. Todos... Como si no hubiera otra palabra, siempre pensando en los demás). ¿Los exámenes? Pues unos mejor que otros... me he visto obligada a dejar muchas para junio, buscando una recompensa en la nota, que al final se traducirá en un doble esfuerzo. Por ahora, he decidido empezar desde ya a preparar todo.
Supongo que a veces vemos señales de que todo cambia. Que está cambiando.
Hoy me he levantado distinta, con otros ánimos y otras fuerzas. Ayer mismo, por la tarde, hice varias adquisiciones: diversos libros "de mesilla". Porque, sinceramente, desde que empezó el curso, no he hecho más que leer cosas de Historia. Y llega un momento que satura. Y transforma la realidad. Pero ayer dije: la gente se va de rebajas. Yo voy en busca de un libro. Mentira, porque acabé con 6... pero bueno. Ahora tengo ganas de saborear y palpar todas esas páginas de historias con Historia (Oliver Sacks, Miguel Delibes, Stendhal, Bioy Casares...). Tengo ganas de leerlo. [Supongo que en el fondo de lo que tengo ganas es de tener tiempo de leer disfrutando -¡ojo! ¡que también disfruto leyendo a Elliott, Kamen, Rodríguez Temiño, Montero, Floristán (inseparables) y Álvarez Palenzuela (también) ... etc). Lo que pasa, amigos míos, que hay que vivir. A la avenida de la estrella polar llega primero el invierno...].
Así que he bajado a la facultad, a ver si habían puesto más notas (¡ay, pobre de mí... si sabía que no de antemano!). Y he aprovechado para coger libros en la biblioteca. Siete, sobre cecas hispanoamericanas y caída de los grandes imperios. Y uno curioso sobre la visión de un campesino del siglo XVI del cosmos de su tiempo. Ya os comentaré qué tal.
Y a la vuelta, un amable autobusero, en el G, pregunta sonriendo: perdonad, ¿alguno sabéis mi ruta, cómo llegar hasta Moncloa?. Tres Erasmus delante mío titubean, y yo asiento con cara de tonta (¡narices! si yo siempre cojo el F, y hasta Moncloa ha ido 6 veces... me suelo bajar en Ciudad Universitaria). Así que he entablado una conversación con el amable conductor (perfil, chico joven, bastante guapo y muy simpático, de conversación hasta su final de ruta -no podía dejarlo tirado, claro...-). Le habían mandado de guardia a hacer ese recorrido, y parece ser que no les dan indicación alguna (se las tienen que arreglar solos; desde aquí hago un llamamiento a toda esa gente que le grita al conductor de su bus, o que no los comprenden: son gente muy amable en su mayoría, que muchas veces necesitan mayor comprensión por el servicio público que realizan; y sobre todo, dadles las gracias, que no cuesta nada). Así que he guiado al conductor sin ruta como buenamente he podido (hemos descubierto entre los dos el trayecto y nadie se ha quejado...). ¡Quién lo diría! Y me he bajado sonriendo para mí misma y diciéndole adios con la mano para ir en el Metro hasta Callao -de nuevo a por libros, esta vez para mi madre-. Y allí resulta que estaba lleno de cámaras, tanto de televisión como de rodaje. Resulta que estaban haciendo un videoclip -pero no sé de quien-, y rodando escenas de los críos de El Internado. A saberse.
A la vuelta a casa, he decidido coger el tren siguiente -ya dije que no soy madrileña de origen, pero sí un poquito de corazón-. Y siesta. ¡Por fin me he podido echar una siesta! Así que ahora no tengo sueño.
Estaba escuchando viejas canciones, que me recuerdan buenos tiempos. Y he decidido colgar el video. Mañana más. Inauguro un nuevo día... para todos vosotros.[Brand New Day -Alex Lloyd-]